El miedo y el pánico comenzaron a ser imperantes dentro de la facción humana, ya no veían a las criaturas como sus benefactores, sino todo lo contrario.
Todo lo que habían aprendido de ellos, fue su mejor forma de defensa, el conocimiento fue su mejor arma, ya que entre los libros antiguos encontraron la forma para defenderse. Ocultando sus propósitos tras la religión, las masacres no tardaron en aparecer luchando por la hegemonía religiosa impuesta por la Iglesia, que buscaba la completa aniquilación de lo sobrenatural. Solo algunos tuvieron la oportunidad de escapar, huyendo y escondiéndose en los rincones más remotos del mundo.
De esta forma, tras la caída del Imperio Romano, y la creación de los países europeos, lograron construir una propia nación oculta de los humanos, lideradas por un Consejo compuesto por dos representantes de cada especie, con el propósito de responder ante las problemáticas que involucran a todos, evitando una nueva guerra contra los mortales.
El Consejo tomó como responsabilidad absoluta el bienestar de los integrantes de la nación, tomando las medidas que consideraba necesarias para la sobrevivencia de cada especie. La norma principal era no llamar la atención de aquellos que habían jurado eliminarlos. Para lo anterior es que se hicieron La Regla de Oro, que consistía en la prohibición de las relaciones entre especies.

La fundamental razón era evitar que se saliera de control la población de seres sobrenaturales, y sobre todo, es que no sabían que podía salir de la mezcla entre ellos. Para evitar futuros enfrentamientos, se limitó solo a las relaciones entre especies de la misma raza. Todos los miembros de El Consejo estuvieron de acuerdo en aquello, y también en la prohibición de alterar la vida de los mortales, y sobre todo impedir la caza de estos.
Las Leyes del Consejo se conservaron intactas por décadas, permitiendo que las diferentes especies recuperarán su esplendor de antaño y se desarrollaran de manera plena. Ya no era necesario estar ocultos en un solo lugar, la pequeña isla al norte de Escocia ya no era suficientemente grande para mantenerlos a todos.
Gracias al poder de las brujas, se crearon distintos portales a todas partes del mundo, cada especie escogió un lugar y luego, desde allí se esparcieron, siempre con aquellas 3 reglas importantes grabadas en su mente: 1. No decir a nadie que eran seres sobrenaturales. 2. No matar humanos. 3. (la más importante de todas, la Regla de Oro) No involucrarse con otras especies. Aquellos que la incumplieran tendrían un castigo similar a la muerte.
En primera instancia se realizaron estas asambleas una vez por mes, pero puesto que los grandes problemas habían desaparecido casi del todo el Consejo decidió reunirse cada tres mes en Averno, Escocia para celebrar con un gran banquete la conmemoración de su unión y sobrevivencia a las guerras santas.
Sin embargo, toda tranquilidad quedó atrás después que cambió el siglo. La guerra fría había impactado de manera relevante a todos los integrantes de Averno. La Regla de Oro comenzó a ser incumplida, provocando alborotos alrededor de las naciones. El Consejo se vio por momentos superados por los rebeldes, quienes pedían que aquella regla fuera eliminada. No obstante, las fuerzas puristas fueron superiores al final, y ésta Primera Guerra Civil sólo significó una nueva masacre interna que atentó contra la vida de todas las especies, pero sobre todo de esos traidores de la ley, quienes fueron torturados y sacrificados en la plaza pública, para que no se volviera a repetir dicho levantamiento. Dicha política del terror ayudó a mantener la paz y las leyes puristas por varios decenios más.
Actualmente se siguen presentando secuelas de este sistema conservador, pero de a poco los indicios de revolución comienzan a despertar nuevamente ¿será posible derrocar el sistema imperante por siglos? Una revolución está por comenzar y hará a El Consejo temblar.